La amistad que nos
une con Stella, data del año 2005 (sin no me equivoco); en 2006 participé del
encuentro poético “La Vigilia”, en Concordia, y nuestro vínculo se afianzó
tanto que un año después tuve el honor de que ella presentara mi segundo libro.
Su primer libro de
poesía, “Rituales de la noche”, cuyos poemas tuve el privilegio de incluir en
el Recital poético-musical “Acordes esenciales”, deleita a los lectores desde
el comienzo. Recuerdo que lo leí, consustanciado, en una noche, de un tirón, y
se le comenté a Stella ese mismo día. Su poesía me había llegado y entraba en
conversación conmigo, sin necesidad de indagar en el camino recorrido para
llegar hasta mí.
Luego, el tiempo
nos llevó por gratos momentos de arte y palabra, y el ida y vuelta se hizo
fluidez, y el río Uruguay no ha sido (ni es) límite suficiente para impedir
nuestro viaje compartido por el decir y el hacer.
Hoy, varios años
después (ella más joven, yo más viejo), puedo darme el lujo de presentar su
nuevo libro: Spirituals, una especie,
si se me permite la expresión, de encuentro memorable entre música y
poesía, como para que no nos olvidemos
jamás que el vínculo que las une, es y será eterno mientras haya poetas, es
decir, mientras exista el ser humano.
Spirituals,
es también un viaje hacia el interior de Stella, hacia lo más profundo de su
concepción musical-poética, y en donde la infancia, la familia, los amigos,
dejan la huella inconfundible de su ser, incluso desde su no-ser aún: “madre la vio / y yo nací ahí / antes, mucho
antes / de haber nacido”.
La naturaleza
circundante, la que está al alcance de la mano y de los sueños, cobra vida en
estos versos que saben a dulce memoria y tiempo invertido, nunca perdido, como
reconociendo que soy la consecuencia de lo que fui, y por eso estoy aquí, en
este presente compartido: “fui bajando de
mis zapatos (…) / zuecos adolescentes de lona turquesa / mocasines marrones de
profesora”.
“Lo cotidiano se
vuelve mágico”, como dice la canción de Peteco Carabajal, y los silencios
surcan cada texto en canto armonioso y a veces celestial.
El vínculo filial
recuerda, por ejemplo, a la madre y los abuelos, y todo renace nuevamente, todo
se atesora en el alma y en el cuerpo: la rutina no es monotonía ya, sino
melodía intemporal, rasgo que define a la poetisa y le da un sentido de
pertenencia al mundo y sus seres: “el
ruido del sillón / en el que mi madre me hamacaba / vuelve con la insistencia
de un capricho”.
Las diferentes
secciones de Spirituals, abren
puertas también al aprendizaje, pues el libro en sus notas al pie y notas
finales guían al lector hacia el descubrimiento, hacia el conocimiento de
géneros musicales arcaicos que han sido piedras miliares de casi toda la Música
(con mayúscula) posterior.
También en esta
obra, las palabras, como seres con vida propia, asumen el rol protagónico y se
hacen cargo de la poetisa, pues la
moldean a su antojo y se hacen fuertes en su decir: “No hay límites / para las palabras en el viento de la noche”.
“Palabras sueltas que levitan y caen / como una llovizna sobre la ciudad”. Todo
puede ser posible, mujer e imaginación unidas por la tinta indeleble del hacer
poético, fusionadas por la expresión más sublime, allí donde no hay realidad
más auténtica que la de encontrarse con uno mismo.
Spirituals… de Stella Maris Ponce.
Prof. Fernando Rocha.